lunes, 29 de octubre de 2012

HA NACIDO LA ESCUELA VIRTUAL DE HAIKU MAKOTO.



LA ESCUELA DE HAIKU MAKOTO fue concebida en Nagasaki cuando el destino a través del camino del haiku nos unió. El tiempo y las circunstancias fueron moldeando esta idea  movidos por la inquietud de preservar en la medida de nuestras posibilidades el haiku - dô tal y como nos lo ha transmitido nuestro maestro Vicente Haya en sus enseñanzas.
Para ello hemos fundado esta escuela virtual (su funcionamiento será a través de internet) con la intención de ayudar a todas aquellas personas que estén interesadas en seguir este camino que tiene unos claros fundamentos en el haiku japonés y sus orígenes, sin menoscabo de lo que por la propia dinámica de nuestro idioma haya surgido y surja en el haiku en castellano. 
En este espacio compartiremos nuestro conocimiento, nuestra experiencia, nuestras inquietudes sin olvidar QUE SEGUIMOS APRENDIENDO, que nuestro camino no ha hecho mas que comenzar. 
Para nuestro sentir, la experiencia haiku se ha convertido en un modo de vida que creemos digno de conservar y difundir.
En el siguiente enlace http://escueladehaiku.blogspot.com.es/ encontrarás más información que iremos actualizando y un mail donde puedes escribirnos para aclarar las dudas que puedan surgir y para aportar las sugerencias que creas oportunas para el mejor funcionamiento del proyecto.


QUEDA ABIERTO EL PLAZO PARA LAS INSCRIPCIONES DEL CURSO 2013

domingo, 28 de octubre de 2012

PRESENTACIÓN EN MADRID DEL LIBRO DE HAIKU "SIN OTRA LUZ"




¡AY! ¡Qué maravillosas palabras se escucharon en voz de Vicente Haya sobre el Haiku- Dô! Fueron unos momentos muy emotivos, por eso y por encontrarnos con muchos compañeros de camino que tuvieron la amabilidad de acompañarnos... No quiero olvidarme de ninguno, perdonad si no recuerdo el nombre de todos, pero eso no quiere decir que no os lleve en  mi corazón... Mª Jesús, tan guapa y tan llena de energía, Maria Dech, que vino de tan lejos, Isabel Pose, Javinchi, Eva Chinchilla compañeros del curso de Casa Asia y tantos otros Salud, Gloria, Mercedes, Teresa, Ana, Conchi, Rafa, Esther de Soria.... Gracias por dejaros sentir tan cerca!

miércoles, 24 de octubre de 2012

viernes, 19 de octubre de 2012

CINDY ZACKOWITZ IN MEMORIAM






unseasonable heat—
a woodpecker
in the lightning scar

Cindy Zackowitz

May 28, 1965 - September 23, 2012
Con mi admiración y mi respeto, descansa en paz.
kotori

lunes, 15 de octubre de 2012

domingo, 14 de octubre de 2012

sábado, 13 de octubre de 2012

jueves, 11 de octubre de 2012

miércoles, 10 de octubre de 2012

HAIKU "PATAS ARRIBA" POR KOTORI


fotokotori



patas arriba
un rabilargo engulle
las uvas pasas



kotori 12

EL HAIKU "UNA MANERA DE ESTAR EN EL MUNDO" 2ª PARTE


fotokotori 


2ª PARTE EL HAIKU, UNA FORMA DE ESTAR EN EL MUNDO

El haiku o el reducto de lo Sagrado

Pero… ¿qué es para cada uno de nosotros lo Sagrado? ¿a dónde nos lleva su nombre? ¿qué sentimos cuando nos hacemos esta pregunta?

Lo Sagrado, para mi sentir, habita la Naturaleza como principio y como medio dónde se manifiesta entretejido irremediablemente con la Vida y la Muerte en un ciclo de devenir en el que estamos inmersos, aunque ahora más distantes,  también los humanos. Humanos con diferentes maneras,  individuales y/o culturales, de relacionarnos con Él, en algunos casos, favoreciéndolo y en otros, dificultándolo.

 Puede que esa distancia, ese pequeño o gran  alejamiento de la Naturaleza y por tanto de lo Sagrado, que nos ha traído de la mano la tecnología, es la que nos haga  sentirlo de forma diferente a como la sentían o sienten los humanos que han tardado más tiempo en contactar con los avances tecnológicos o los que vivieron antes de que se dieran de la forma tan invasiva y destructiva  de  los últimos años. Y no es que desdeñe los avances tecnológicos, pero si no se armonizan con lo demás, si no se utilizan para buenos fines, no sé si merecen la pena.

Vivimos en una sociedad donde ha primado por encima de la ética, la estética  y los valores elevados, un modelo económico y por lo tanto social y cultural en el que se ha desdeñado desde la soberbia y la falta de respeto, la sostenibilidad del planeta y se han utilizado los recursos naturales no para el armonioso beneficio de todos (no sólo los humanos), sino para incrementar como nunca en la historia de los Humanidad, una escandalosa desigualdad promovida por los especuladores de materias primas que sin escrúpulos le meten mano a todo lo que pueda ser comprado o vendido, previo pacto con los poderes de turno, claro,  con tal de ser más ricos aún de lo que ya son. Por no hablar de que, utilizando las loables excusas de curar enfermedades y  paliar el hambre en el mundo, comenzaron a hurgar en la genética de los animales (incluidos nosotros) y las plantas. Como se ha comprobado años después, sobre todo en cuanto a alimentación se refiere, su única intención no era otra que acaparar más poder, robar lo que a todos nos pertenece por derecho propio para luego destruirlo y crear dependencias vitales de los productos alimenticios manipulados en  sus corporaciones. No es ciencia ficción, no, por desgracia no lo es. Es una realidad que está ocurriendo ahora, mientras escribo estas palabras, mientras los lees.

Actualmente se producen al año alimentos suficientes para dar de comer a doce mil millones de seres humanos, cuando en realidad no llegamos a los siete mil millones y a pesar de ello, mueren de hambre  más de dos millones de personas ¡al día! Con estos disparates, con esta falta de armonía y de corazón que parece haberse apropiado de nuestra mal llamada “civilización” es difícil distinguir ¿no? Pues soy de la opinión que el haiku, como otros caminos de toma de conciencia,  ayuda a restablecer esa armonía con el entorno y reaviva el corazón humano tan alejado de su verdadero ser, conectándole con lo esencial.

El haiku habita los silencios. Silencios repletos de sonidos armónicos. Silencios en los que se escuchan la voz de los pájaros o el crujido de los árboles azotados por el  viento y en los que el parloteo de nuestra mente puede desaparecer poco a poco, aquietándose, si consigue aunarse con el entorno. En esos silencios podremos reconocer y reconectarnos con la energía que sostiene la “realidad” en la que nos movemos y de esa manera, recibir el haiku como un soplo vital que nos conmociona y nos impele a compartirlo. Por eso,  puedo asegurar que el haiku es un vehículo de sanación, una vía espiritual que se nutre de lo que acontece en la naturaleza y que nos pone en contacto con ese potencial de crecimiento tanto individual como colectivo para la transformación. Una transformación que en estos momentos se ha convertido en algo de vital importancia.

Para ello hemos de entrenar los sentidos y hemos de comprender nuestro propio corazón ya que será  través de él por el que el mensaje del haiku se abrirá paso.

Esto puede que ocurra espontáneamente. Todos conocemos casos de personajes excepcionales que debido a un talento natural han realizado proezas artísticas o de otra índole admirables sin duda, pero lo habitual es que sea necesario un entrenamiento, una disciplina que predisponga tu ser para que lo que tenga que ocurrir, se manifieste de la mejor manera posible y, como siempre está ocurriendo, la atención despreocupada  que lleve a ese paladeo íntimo con lo que perciben los sentidos, ha de ser una de las principales  cualidades a desarrollar. 

El primer paso, aparte de ponerse en manos de un buen maestro, es sin duda, desaparecer como protagonista  del haiku, difícil tarea en una sociedad que idolatra al ser humano, y  desde esa humildad,  ser capaz de convertirse en una caña, un canalillo por el que se cuela la luz o corre el agua. Cuanto más limpio, más abierto y menos recovecos tenga, mejor pasará la luz, mejor fluirá el agua. Entonces se estará preparado para una comunicación inocente de lo sucedido. Y una vez dados esos primeros pasos,  el camino comenzará a dibujarse y sólo habrá que  fluir con lo que llega estando atento para no distraer la atención de lo que de verdad importa.

No es casualidad que toda una cultura, sensible como es la japonesa haya insistido tanto en dos cosas:
Una, que en el haiku, el humano no sea su objeto. Y digo en el haiku,  y no en otras formas poéticas que por su métrica coincide con el haiku, (senryû, zappai…etc) pero que por diversos motivos, unos menos inocentes que otros, en occidente se han confundido, provocando que el cometido auténtico del haiku se vea sepultado bajo toneladas de pretendidos haikus con un efecto demoledor para su esencia. Y la otra, que la Naturaleza esté presente en él, en cualquiera de sus manifestaciones.

El haijin ha de apostar por evitar esa confusión. Hoy en día más que nunca,   ha de entrenarse para extraer la vida de lo que parece condenado a extinguirse. El haijin, no puede permanecer ajeno a lo que ocurre en su entorno porque aunque su cometido principal sea la transmisión de lo que siente al contactar con él sin mediación del ego, también lo es el actuar como guardián del espacio donde el haiku se manifiesta. Un haijin está enamorado de la Naturaleza ya que es en contacto con ella donde siente el aware, donde principalmente ocurre el momento mágico de la manifestación de lo numinoso. ¿Cómo entonces, no va a cuidar y defender ese lugar como si fuera un templo?

Desde estas páginas insto a todo aquel que sienta el haiku de esta manera,  a que, desde su ánimo y en la medida de sus posibilidades, se haga eco con la suficiente fuerza para que el haiku no desaparezca debido a que los haijines que escriben haiku como vocación, carezcan de padrinos y porque lo que trascienda del haiku, más allá del mundo especializado, no guarde su espíritu.
La mayoría de los haijines de los que hablo, no son literatos. Los haikus que a través de ellos nacen, no son ejercicios literarios, no son un juego poético ni un ensayo a modo de divertimento aunque se diviertan con ello. Es una manera de vida, una forma de Ser en el mundo.

Agosto de 2012 Collado Mediano

Mercedes Pérez “kotori”

lunes, 8 de octubre de 2012

domingo, 7 de octubre de 2012

viernes, 5 de octubre de 2012

EL HAIKU: UNA MANERA DE ESTAR EN EL MUNDO 1ª PARTE

fotokotori





El haiku : una manera de estar en el mundo. (1ª Parte)

 No nos engañemos, vivimos en un mundo en el que cada vez tenemos menos sensaciones “naturales”. Un mundo tan alejado de la naturaleza, que olvida sin el más mínimo remordimiento ni  pudor, el nombre de sus pájaros, de sus árboles, de sus plantas y arbustos. Olvidamos sus nombres, olvidamos sus cantos, olvidamos sus olores. Es decir, olvidamos lo que su palabra, su nombre, su “verbo” evoca, porque dentro de nuestro ser, ya no resuena en la experiencia. Dicen que eso es civilización y progreso, pero siento que es degradación y aniquilación Nos estamos empobreciendo y no reaccionamos. Cada vez sabemos más palabras técnicas: celular, gps, ipod, wasap, parabólica, wifi... pero muchos  “ignoran” que es la alheña,( ¿eso con lo que se enciende la barbacoa?)  ni un autillo,(¿un coche pequeñito), ni los verderones ( ¿esos tíos que cuentan chistes subiditos de tono?)… Sí, algunos conocen “por narices”, las gramíneas o las arizónicas o algún que otro bicho, por las pruebas que les han hecho en el hospital para detectar la alergia que les embota los sentidos. Su sistema inmunológico lo vive como una amenaza… ¿pero qué es lo que verdaderamente nos amenaza? Esto sí que debería darnos alergia.
Si nuestra capacidad de sentir se aletarga, perdemos la libertad, dejamos de ser espíritus libres a merced de los mercenarios del miedo cuyo cometido es convertirnos en consumidores  de productos  de sus factorías ya sean en forma de comida basura, que envenena el cuerpo o culturales, encargados de envenenar el alma. El antídoto, como siempre, está a nuestro alcance, es la propia Tierra, la naturaleza la encargada de trasmutar desde sus orígenes, esos desechos en humus que nutre y que es esencial para que la vida continúe. Pero, todo tiene un límite, si la basura no se composta como es debido, si no entra el oxígeno, si falta el aire, no hay nada que hacer. Si la Tierra que nos nutre, el agua que somos, el aire que respiramos se enferman, terminaremos muriendo. Sí, nosotros los humanos, que nos creemos ajenos a ellos, sucumbiremos también. Puede que ese sea nuestro destino, no lo sé, cada uno tendrá su particular visión de lo que está ocurriendo. Esta es tan sólo mi forma de sentir y mi intuición me lleva a creer que se pueden hacer cosas, pequeñas cosas sin aparente  importancia, pero que contribuirán en la medida que sea a deshacer  este desatino, y el haiku es una de ellas, precisamente porque su sencillez le hace asequible, porque apela a los orígenes, porque se enraíza con la armonía que hemos perdido con tanta civilización y tantísimo progreso que supuestamente nos hará más sanos, más longevos y más felices.  Me da en el corazón que éste es uno de los motivos por el que no interesa que el haiku de lo Sagrado prevalezca. El camino del haiku, es un camino como otros tantos que existen y que llevan al que los inicia a un despertar de la conciencia y a adquirir un compromiso que difícilmente podrá eludir. Vivir la vida, es decir, existir con los sentidos abiertos y atentos, pone en peligro el modelo social en el que estamos inmersos. No conviene humanos despiertos, dispuestos a dejar de ser egoístas o egocéntricos o egomaniacos. No convienen personas que sean capaces de disfrutar con cosas sencillas al alcance de cualquiera. Ojalá no llegue nunca el día en el que haya que pagar una “entrada” por contemplar el crepúsculo o por escuchar el sonido de un arroyo que proviene del deshielo porque alguna corporación se haya hecho con la exclusiva.
En un ejercicio de reflexión, como en un momento determinado propuso  el profesor V. Haya en su blog El Alma del Haiku, ahora que estás solo o sola, leyendo estas líneas, a no ser que seas botánico o naturalista, ¿qué experiencias has tenido o tienes con ese mundo que hasta no hace mucho formaba parte de nosotros de forma natural?  ¿Qué sabes de primera mano de las aves que sobrevuelan tu región, de los peces que nadan en los ríos cercanos? ¿has oído croar a las ranas las noches de verano? No es un interrogatorio, no, pido disculpas si se siente así. Mi intención es poner un espejo delante para mirarnos a solas y reconocer donde estamos situados. Ojalá seas uno de esos  afortunados que vive y aprecia el vivir en uno de los cada vez más escasos lugares que quedan en el planeta sin mancillar, pues me temo que si no cambian las cosas, las referencias sobre el mundo natural  será material clasificado, TOP SECRET, sólo para expertos autorizados y el resto verá o mejor dicho, está viendo ya  su experiencia con la naturaleza restringida  a ratas , palomas , gorriones  o gatos que comen en los parques públicos comida basura, chucherías transgénicas ofrecidas seguramente con la mejor de las intenciones por gente compasiva que añora algo que no atina a identificar, pero que probablemente tenga que ver con la necesidad de volver a una vida más cercana y más respetuosa con la Naturaleza.
Palomas que han perdido el brillo de su plumaje, vuelan en un aire irrespirable. Los árboles sobreviven ennegrecidos y debilitados, en ridículos alcorques. Sus raíces compiten por algo de tierra con tuberías que canalizan el progreso humano hasta el salón de casa. Por no hablar de las mascotas que llegan por Navidad y que al crecer resultan molestas, yendo a parar muchas de ellas al desagüe a poblar  alcantarillas, lagos, ríos y estuarios donde se convierten en leyendas urbanas y en peligrosos competidores que comprometen el frágil equilibrio de un ecosistema que no termina por recuperarse del impacto humano.
 El sol sale tras imponentes y soberbias  torres que emulan torpemente montañas y  los crepúsculos tienen  unos colores increíbles, producto de la refracción de la luz en las partículas contaminantes que la plaga humana emite sin control en nombre del bienestar y la calidad de vida.  Nuevas nubes aparecen, cuadriculando en parrillas perfectas nuestro cielo, dejando caer una lluvia supuestamente cargada de perversas intenciones.  Las flores casi no huelen. Las frutas saben todas igual, a nada, en su perfección de factoría. Las semillas están mutando y perdiendo su capacidad de reproducirse. La industria farmacéutica lucha por hacerse con el control de las plantas medicinales y están consiguiendo que los gobiernos legislen para que tener tomillo o romero en el jardín sea un delito penado con la cárcel. Quieren tener la patente de la Vida, codician para sí ese “tesoro” y harán, como ya se está viendo, lo impensable para conseguirlo.
Con estas experiencias vitales, qué complicado resulta para el lector actual que se acerca al haiku,  apreciar por ejemplo en éste de Nishiguchi Sachiko, traducido por V. Haya:

Traza el milano
un círculo. En su centro
recojo boniatos

los matices, las conexiones internas con lo atávico, con lo que ha sido, es y será. Y con qué facilidad se reconocerá en poemas occidentales  que han pasado por haikus , tales como:

La mariposa
recordará por siempre
que fue gusano

De Benedetti,

sobre la arena
escritura de pájaros:
memorias del viento.

De Octavio Paz

escritos seguramente con la mejor de las intenciones por parte de sus autores y que adaptaron el “haiku” al gusto occidental, puede que por desconocimiento o incluso por temor a que si lo escribían tal y como es en su origen, el público occidental lo desdeñara y se perdiera algo que ellos, en su sensibilidad sentían como digno de difundir. Sin duda, tuvieron el mérito de dar conocer esta forma de “poesía” tan particular, pero ahora, con todos mis respetos y admiración a estos grandes monstruos de las letras, ha llovido mucho desde que Tablada, Octavio Paz, Benedetti entre otros, comenzaron con mayor o menor fortuna a dar a conocer el haiku a los hispanoparlantes. Ahora, el haiku en castellano tiene suficiente cuerpo como para que lo que luzca sea algo bien diferente. Ahora hay sobrada información sobre el haiku japonés y sus orígenes para que el que quiera profundizar, lo haga y elija.  “Quien quiere llegar, busca caminos, quien no quiere llegar busca excusas”
Por mucho que algunos “doctores” en la materia se empeñen en decir que lo que está ocurriendo en el haiku actual es “evolución”, miremos en nuestros corazones y sintamos lo que nos transmite en cada latido, si es que aún late tras la anestesia a la que estamos siendo sometidos. No puedo aceptar esto que está ocurriendo sin hacer algo. No acepto dejar que sucumba en nombre del progreso y la evolución lo que considero sagrado, lo que considero patrimonio de todos, lo que jamás debió ser violentado de la forma que se ha hecho y permitido. Somos muchos los que en Occidente, consciente o inconscientemente, hemos apostado por un haiku que entronca con lo sagrado o al menos esa es mi esperanza.
Por todo lo expuesto, amo el haiku, por eso me he comprometido con un camino  que reconozco como transformador de mi vida personal y por ende, de lo que me rodea. No tengo fuerzas para más, ni para menos. Pero sé, sin el menor asomo de duda que el haiku es una semilla sagrada, como el amaranto, y que a pesar de los muchos intentos por corromperle, por manipularle, por convertirle en un híbrido sin sabor, sin alma, perdurará para mantener viva la esencia  de algo que es mucho más grande, inabarcable, que se manifiesta de infinitas maneras y que el Ser Consciente, ese que existe sin pensar demasiado y que siente  hasta que le duele el alma,  se pondrá al servicio de lo que acontece más allá de lo puramente humano , con todo el derecho del mundo  y con la inexcusable obligación de compartirlo sin contaminar.

Mercedes Pérez “kotori”
Collado Mediano, Abril 2012

jueves, 4 de octubre de 2012

lunes, 1 de octubre de 2012

HAIKU "DESAPARECEN" POR KOTORI

fotokotori 



desaparecen
en el reflejo de las rocas
los alevines



kotori 12


Una versión menos ortodoxa, pero que corresponde a la sensación que me produjo el ver esa roca con forma de pez en cuya "boca abierta" desaparecían los pececillos como si se los tragara.


tragados
por el reflejo de la roca
los alevines

kotori 12