
Vicente Haya me ha escrito para ayudar con la traducción de éste "haiku" un poco heterodoxo, pero que no deja de tener su fuerza y su misión. La anterior versión surgió de mucha buena voluntad entre varios amigos hablando medio español, medio japonés y medio inglés y entendí lo que arriba puse. También me ha informado de que el autor es Kuma Haruto.
En Urakami
donde la nube achicharró el cuello
sembremos más flores
Poco a poco iré subiendo al blog mis experiencias en ese maravilloso país que es Japón
Merce !!!
ResponderEliminarFeliz por tu regreso, se hacía larga la espera.
Este haiku es un ejemplo de vida.
Conmovedor, pero esperanzador sobre todas las cosas. Sin reproches...
Gracias por compartir esta belleza.
Para tí un abrazo fuerteee y mi afecto. Besotesss
Muchas gracias Mirta por tus palabras... Es cierto lo que dices, por lo menos así lo sentí... allí en Nagasaki, no hay reproches ni rencor, a pesar del horror que vivieron. Me impactó muchísimo el Parque. Las imágenes terribles todavía me ponen un nudo en el corazón. Sentí vergüenza por lo que allí pasó. No pude parar de llorar... pero como ves, esta persona pudo superar el drama y nos dejó este hermosísimo haiku.
ResponderEliminarUn abrazo, Mercedes
Un haiku tremendo...
ResponderEliminarUna alegría volver a sentirte por acá. Ya nos iras contando.
Un abrazo desde Gijón
Gracias Alberasan por tu palabras. ¡Que gusto tener amigos como vosotros!
ResponderEliminarA ver que va saliendo, que ésto es imprevisible...
Un abrazo para tí también.
...terrible y a la vez bellísimo el haiku... Un recuerdo y oración para las víctimas.
ResponderEliminarSe te extrañaba. Bienvenida.
¡Hola Mercedes!
ResponderEliminarYa te echaba de menos. Me alegro de que estés de vuelta y, supongo, con cantidad de intensas experiencias.
El haiku es realmente impresionante.
Un abrazo grande.
Duro pero esperanzador.
ResponderEliminarGran haiku, dice mucho.
Oscar, Elsa y Jose
ResponderEliminarAntonio... gracias por vuestras palabras.
Me alegro estar de vuelta aunque tardaré en ponerme al día de tantas cosas buenas pendientes.
Un abrazo, Mercedes