fotokotori
Hará cosa de un año, un amigo del norte con el que comparto más de una afición, me regaló un libro sobre nubes. Se nota que conoce bien la pasión que tenemos los haijines de andar con la mirada perdida por esos cielos poblados de seres etéreos que desafían las pesadas leyes terrenales, como esa que se empeña en hacer que las manzanas se caigan del árbol, o que otras cosas menos prosaicas, también caigan.
Me he acordado de él porque hoy, al otear el horizonte, he tenido la clara conciencia de que algo ha cambiado de forma sustancial por allá arriba. No sé si será cierto eso de que andan fumigándonos con perversas intenciones y que por ello en el cielo de ahora se dibujan estelas geométricas en cuadrículas perfectas, carentes de toda naturalidad, no sé… pero hoy, de nuevo, he visto esas parrillas que se me antojan un tanto diabólicas a pesar de su aparente inocuidad y me pregunto que estamos haciendo con nuestro cielo, con nuestra tierra.
No quiero caer en la desesperanza , ni quiero enredarme en inútiles batallas que cobran un canon excesivo en vida y alegría, porque hoy como antaño, cuando era sólo una chiquilla soñadora, anhelo sucumbir al asombro de ver pasar nubes, esas que traen desde algún lejano rincón del mundo, el agua de la vida enredada en imprevisibles y voluptuosas formas.
viento en las hojas;
de la luna se aleja
una nube pez
kotori 11
Hará cosa de un año, un amigo del norte con el que comparto más de una afición, me regaló un libro sobre nubes. Se nota que conoce bien la pasión que tenemos los haijines de andar con la mirada perdida por esos cielos poblados de seres etéreos que desafían las pesadas leyes terrenales, como esa que se empeña en hacer que las manzanas se caigan del árbol, o que otras cosas menos prosaicas, también caigan.
Me he acordado de él porque hoy, al otear el horizonte, he tenido la clara conciencia de que algo ha cambiado de forma sustancial por allá arriba. No sé si será cierto eso de que andan fumigándonos con perversas intenciones y que por ello en el cielo de ahora se dibujan estelas geométricas en cuadrículas perfectas, carentes de toda naturalidad, no sé… pero hoy, de nuevo, he visto esas parrillas que se me antojan un tanto diabólicas a pesar de su aparente inocuidad y me pregunto que estamos haciendo con nuestro cielo, con nuestra tierra.
No quiero caer en la desesperanza , ni quiero enredarme en inútiles batallas que cobran un canon excesivo en vida y alegría, porque hoy como antaño, cuando era sólo una chiquilla soñadora, anhelo sucumbir al asombro de ver pasar nubes, esas que traen desde algún lejano rincón del mundo, el agua de la vida enredada en imprevisibles y voluptuosas formas.
viento en las hojas;
de la luna se aleja
una nube pez
kotori 11
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