LA CHOZA
DEL HAIJIN
俳人の山小屋
EL CAMINO DEL SILENCIO por Mercedes Pérez
fotokotori
Hay un valle en la comarca del
Bierzo, en León, que se llama El Valle del Silencio. Cuenta la leyenda que en
el siglo X un hombre santo llamado Genadio, eligió una cueva de este frondoso
valle para orar en meditación. Un día, intentando concentrarse para tal menester y no lográndolo debido al
murmullo del río que discurría a sus pies, golpeó el suelo con su cayado y al
grito de “cállate” le ordenó que fluyera en silencio. Desde entonces, el
obediente río Oza se desliza silente entre las raíces de castaños centenarios.
Al margen de la soberbia de
Genadio que todavía no había comprendido que el problema no estaba en el río
sino en su mente, la leyenda nos ilustra para ver como desde tiempo inmemorial,
el buscador espiritual necesita de lugares inmersos en la naturaleza y alejados
de las concentraciones humanas con el propósito de hallar la anhelada paz
interior.
Puede que el camino definitivo en
el haiku sea éste, el del silencio, quizás porque se ubica en ese espacio que
roza lo intangible y que, obstinadamente,
nos empeñamos en buscar más allá de nosotros mismos.
Ese es uno de los retos del
haijin: aceptar ser y estar en ese silencio
–vacío que deja al descubierto los monstruos vociferantes que nos habitan.
De pronto nos enfrentamos a miedos ancestrales como los que sentimos cuando por
primera vez meditamos, o cuando en mitad de una noche estrellada ,en campo
abierto, te envuelve un firmamento profundo, cuya sola contemplación produce un
vértigo tan real que amenaza con succionarte. Entonces tomamos conciencia, o
deberíamos, de que no somos nada ni
nadie, al menos nada ni nadie por encima de lo que nos rodea. Y eso da mucho
miedo porque perdemos la falsa identidad a la que nos hemos aferrado para
sobrevivir.
En
los confines del templo,
se oye cortar bambú:
lluvia fina en la noche
se oye cortar bambú:
lluvia fina en la noche
寺ふかく竹きる音や夕時雨
SHÔHA
*Haiku traducido por Vicente Haya
1 comentario:
maravilloso haibun. Me encantó.
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