“DIENTES DE LEÓN EN
LA HIERBA” por Toñi Sánchez Verdejo, Hojas
de Té, Colección HOJAS EN LA ACERA. 2019
Gratitud… esa ha
sido la primera palabra que me venido cuando he evocado la imagen de Toñi Sánchez
Verdejo, mi querida Diente de León.
Este verano recibí su primer libro en solitario “Dientes de león
en la hierba” con una dedicatoria que me emociona cada vez que la leo.
Hoy, con el sosiego y el respeto que se merece, hago esta
reflexión en voz alta para agradecer a Toñi “Diente de León” la labor
silenciosa y constante que desde hace años realiza a favor de la divulgación y
conocimiento del haiku en castellano.
Generosidad…
también, porque si hay alguien que la personifica, es ella. Generosa con su
tiempo, con sus amigos, con sus palabras y con sus hechos, que al fin y al cabo
son los que cuentan y los que marcan la diferencia.
Humildad… sin duda
una de sus mejores virtudes. Los que la conocen, saben que no exagero al destacar
esta condición natural suya, quizás la más necesaria para transitar con
honestidad el haiku-dô, hoy en día
plagado de egos y farsantes.
Atención plena… Se
nota en cada haiku que se lee en estas páginas. ¡Cómo se agradece la frescura y
la naturalidad del que nada pretende!
descalzos por la hierba:
nadie pisa
los dientes de león
A flor de piel…Con
sus relatos, con sus haikus, este libro nos lleva a evocar la experiencia
olvidada en un rincón del alma, de otras
vidas, otros lugares en el que el silencio era la suma de silencios, y el
tiempo transcurría sin producir vértigo: pájaros, viento en los cipreses,
vilanos, huesos en un huerto, pétalos, fósiles de caracoles, oraciones, pasos
de sandalias, nubes y gatos.
Nostalgia…
añoranza. Así me quedo, con esa triste alegría que se siente al Recordar y
temer que se acabe y no vuelva porque esta vida te arrastre a lugares donde la
suma de silencios, de sensaciones que conectan con la Realidad, haya
desaparecido ahogadas por el ruido que parece avanzar sin remedio y hasta me
atrevo a decir con el beneplácito de un ejército que teme escuchar el latido de
su corazón.
Esperanzada…porque
los vilanos del molinillo de viento, de los dientes de león que nadie pisa,
llegan lejos y germinan en las grietas más áridas, enraizando con fuerza y
volviendo a florecer.
Gracias, gracias, gracias.-^-
Mercedes Pérez kotori
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