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DONDE NADIE ESPERA
A NADIE
Isabel Pose Editorial Polibea
Anoche fui de viaje de la mano de una amiga a la que me
unen, afortunadamente, acuerdos balsámicos y desacuerdos enriquecedores.
Fuimos a visitar esos lugares donde nadie espera a nadie y que precisamente
por ello, conservan esa magia intacta y deshabitada que tanto me atrae.
Recuerdo que no hace mucho, un par de años quizás, Isabel me
llamó por teléfono. Hablé con ella desde la sala fría e impersonal de un hospital
cuyos ventanales enmarcan las montañas de la sierra madrileña y que en este
tramo está atravesada por tendidos de alta tensión. Charlamos mucho,
entreverando lo humano, el haiku, los hijos, los padres, la pérdida de los
seres queridos, sentimientos y anécdotas, en fin, cosas de la vida que en
nuestro caso, muchas veces, están sumidos en una bruma que desdibuja sus
límites cegándonos y a la vez forzando a que nuestra intuición nos guíe por
esos senderos en los que solemos desaparecer para poder seguir adelante con
respuestas que sustentes nuestros pasos.
Ese día me confesó que dejaba el haiku. Imposible-pensé-
porque la persona que inicia su camino no puede desembarazarse como si nada de
su poder. El haiku estará siempre presente y así se lo dije. Pero ella insistió
en que había llegado a un “cul de sac”. Eso era lo que sentía.
Afortunadamente no lo hizo y siguió desde las profundidades
de su ser, desbrozando el camino con un tesón y una sensibilidad que tarde o
temprano daría sus frutos. Era cuestión de tiempo. Y no lo hizo sola. Tuvo la
valentía y la humildad suficiente para pedir ayuda a un Maestro, Vicente Haya, que apostó por ella.
Isabel, como tantas mujeres luchadoras, sensibles, madres,
es una superviviente a los avatares de la existencia, la suya muy dura a veces,
y que ella ha combatido con el arma de la sensibilidad poética transformando
esos lugares donde nadie espera a nadie en inspiración y fuente de donde han
brotado hermosos poemas y haikus que han evolucionado, superando con éxito el
gran escollo que Isabel sentía a la hora de escribir el haiku que ella quería
escribir.
Creo sinceramente que ha logrado la alquimia perfecta.
Enhorabuena querida Isabel y gracias por tu valentía. Has encontrado un sendero
entre la niebla por el que emociona transitar.
Al azar abro tu libro:
En la lisura de la nieve
un camino con huellas
que no regresan
Senderos mojados en la montaña,
detrás de las paredes
el canto de los monjes.
Mercedes Pérez kotori Enero 2020
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