miércoles, 6 de abril de 2016

CHARLA SOBRE HAIKU EN LA FUNDACIÓN JOSÉ HIERRO CON MOTIVO DE LA PRESENTACIÓN DE "SIN OTRA LUZ"



CHARLA PRESENTACIÓN DE “SIN OTRA LUZ”  EN LA FUNDACIÓN CENTRO DE POESÍA JOSE HIERRO

Buenas noches… Ante todo, quisiera agradecer en mi nombre , Mercedes y en el de mis compañeros, Manuel Díez Orzas y Félix Arce, la amable invitación de la fundación Centro de Poesía José Hierro para que estos tres locos haijines, españoles, para mayor inri, vengan ante Vds. a hablarles de algo tan inmensamente pequeño como es el haiku.

Hay que estar un poco locos sí, para aventurarse por un camino aparentemente  ajeno a nuestra cultura, y también, hay que ser osados, al intentar reclamar un espacio honorable en occidente para el haiku japonés, considerado por algunos como algo menor, casi superficial y sin sustancia. 

Puede que este pensamiento erróneo perdure, entre otras cosas a que una de las características del Haiku-dô, es la de la humildad.Los haijines que hacen del haiku una forma de vida, de ser y estar en el mundo, no han puesto mucho empeño en defender nada, porque han creído que lo que es auténtico, “makoto”, permanecería a salvo preservando por sí mismo el sentido que lo origina, y puede que sea cierto o puede que no….
 
A grandes rasgos, porque por supuesto hay hermosas excepciones, la dinámica insana de un tipo de sociedad de dudosos valores, está adquiriendo tal velocidad y lo hace además con tal fuerza que lo mismo ha llegado el momento de salir del refugio y comenzar a levantar pequeños diques que defiendan al haiku de la riada de la frivolidad o de la superficialidad. Porque hoy, más que nunca, se corre el riesgo de banalizar el haiku -como se banalizan tantas cosas- y que se convierta en un producto de consumo rápido…
En una sociedad como ésta en la que vivimos, que no profundiza en casi nada -tan alejada de los valores en los que el haiku se inspira,- una sociedad rebosante de contaminación, stress, competitividad, tv. basura, consumo desmesurado, materialismo a ultranza, corrupción, insolidaridad… en un mundo así, el haiku, lo tiene crudo porque no mira precisamente hacia ese lado, más bien al contrario.

El haiku nace de la contemplación de la Naturaleza y del ser humano en relación directa y armoniosa con ella. Y en este sentido, este haiku que es el que a  nosotros nos conmueve, resulta terriblemente revolucionario. Es como el micro chip de un arma secreta DE REGENERACIÓN MASIVA que guarda entre sus diecisiete sílabas o sonidos la información de lo que Es, de la Vida….

Bromas aparte, cuando uno inicia este camino con algo más que las meras ganas de experimentar con la aparente facilidad que supone el escribir haiku, como es lógico pensar: “ nada, tres versitos que ni tienen que rimar, ni nada, esto no tiene más misterio” , y efectivamente, los hay que se han puesto a ello escribiendo algunas estrofas que en la forma se asemejan al haiku, pero que ahí se han quedado, atrapados en la forma,- curiosamente, quizás la característica  más prescindible del haiku-. 

Pues como íbamos diciendo: cuando alguien se acerca a mirar y ve más allá de la forma que se la ha dado en occidente con el archiconocido “5-7-5”,  se encuentra con sorpresas.  

En el libro “El espacio interior del haiku”  editado por Shinde -libro que recomendamos encarecidamente- su autor Vicente Haya escribe lo siguiente: 

Cuando uno por primera vez en su vida se encuentra con haiku japonés, no da crédito a lo que lee. El haiku que ahora citamos podría ser un típico ejemplo:
 (Haku-un)
Shika no ashi
yoromeki hososhi
kusamomiji

Las patas delgadas del ciervo
dan un traspiés
La hierba roja de otoño


…Un ciervo que da un traspiés en la hierba….Y, ante eso, surge inevitable la pregunta del lector occidental profano en la materia: “Realmente, ¿tiene esto importancia como para escribir un poema?”.
Para el alma japonesa está claro: si un traspiés de un ciervo de patas delgadas no tuviera importancia, la realidad misma se desplomaría. No habría nada capaz de resistir la eliminación de un instante que ya hubiera sucedido; la puesta del sol, la presencia luminosa de la luna en el cielo estrellado, la llegada de la primavera, la nieve cubriendo los campos…, todo se desharía como polvo al viento si un traspiés de un ciervo fuera algo indiferente. El poeta japonés sabe, aunque no lo formule, que cualquier cosa importa porque pertenece al todo, a la realidad que no puede ser si no como es. La realidad va siendo formada por lo que sucede, y lo que sucede es el resultado de los seres, con sus características naturalezas. Atender a estas naturalezas es el único rito que se nos pide en nuestro camino de “realización”, de transformación de nosotros mismos en la realidad que nos asombra.

Para comenzar a “intentar” escribir haiku,- como bien apunta Jose María Bermejo en su prólogo de “Instantes”- has de acercarte  a él con la misma actitud que Sen no Rikyû exigía para la Ceremonia de Té : 

Con wa, armonía, kei, respeto, sei, pureza y jaku, quietud.



Casi nada… ¿verdad?
Inmediatamente, caerás en la cuenta que escribir haiku no es tan fácil, porque el haiku- dô, te exige como primer paso, desprenderte de toda adherencia cultural y de todo ego y eso, amigos y amigas, es un gran reto. 

Dile a tu mente, es decir, dite a ti mismo, que tú no vales nada para el haiku o que vales tanto menos que un piojo.
Que tus sentimientos humanos como el amor, el desamor, el odio, las pasiones, no tienen cabida en él.
Que has de convertirte en un tubo hueco, en una caja de resonancia en la que se interpretará una melodía que no has escrito porque simplemente eres testigo de lo que acontece y tu única responsabilidad es estar afinado para que la melodía suene lo mejor posible.
Al mismo tiempo, disponte a adiestrar los sentidos, (no los sentimientos que de eso sabemos mucho en occidente). Unos sentidos adormecidos por una cultura en la que prima lo mental, (el hemisferio izquierdo hiperactivo) y mientras haces todo ésto, pon en marcha el mecanismo que conecte tu mente y tu corazón. 

Simbólicamente  has de defenestrarte para armonizar tu ser y volver a integrarte en el Todo, dejando de estar separado por una mente que te sitúa, por el hecho de ser un humano, en una posición de privilegio sobre la Naturaleza, distanciándote prepotentemente de todos los demás seres que la habitan.
Una vez destruidos  y aniquilados todos nuestros apoyos, todo lo que el intelecto fue creando a lo largo de nuestra existencia…¿en que nos hemos convertido? probablemente, en algo parecido a un niño… o al menos, eso sería lo ideal.

Mirar por el pequeño agujerito que es el haiku con la inocencia con la que los niños se acercan a las cosas, es como mirar a través del ojo de una cerradura. De pronto, tras aquella puerta que tan sólo deja pasar algo de luz por la oquedad en la que encaja una llave, tu mirada, tu sentir se focaliza en lo que parece perdido en una inmensidad de estímulos. Un mundo rico en sensaciones, vivo, cambiante, luminoso, sucede ante nosotros y seremos testigos del regalo de lo que acontece, el milagro de la vida y la muerte, de lo bello y lo efímero y por qué no, también de lo triste, lo feo, lo descompuesto, lo que se acaba.





Cualquier suceso tiene derecho a habitar en el haiku. No todo son pétalos de cerezo…

En el siglo XVII, Tohô, uno de los discípulos de Bashô subraya que ”el haiku fija en un instante dado las cosas que se mueren, antes de que se extingan en el espíritu…

El haiku, no es literatura; no es una exhibición poética, aunque sea una estrofa que pretende captar los asombros humanos haciéndose con esos instantes de un  modo próximo a lo poético, ya que promueve en el ánimo, tanto en el propio como en el ajeno, una conmoción profunda e intensa.
Por ello, por no ser literatura, no debe contener figuras literarias ni palabras rebuscadas o elegantes…
Si las palabras que se usan en el haiku son  pretenciosas o demasiado cultas, el propio autor toma disimuladamente el protagonismo del haiku constituyéndose en el objeto del poema, hablándonos de las bellezas literarias que es capaz de manejar con destreza y apagando con ello, el brillo del mundo, que es el objeto real del haiku
El haijin debe hablarnos de lo que ocurre ante él, pero no desde la imaginación ni la abstracción.
El haiku no es una elaboración arquitectónica de la mente humana… El haiku como dice V. Haya, “sólo pretende plasmar la esencia tal y como es para transmitir así un misterio sin tener que explicarlo”.
Por lo tanto, para nosotros tres, el haiku es parte de un adiestramiento espiritual que nos invita a desaparecer voluntariamente, dentro de un maravilloso mundo preñado de asombros,  y de esa manera “intentar” armonizarnos con él.
Y ha sido en este camino del haiku donde hemos coincidido y por lo menos hasta ahora, si nadie lo remedia, seguimos caminando juntos, unidos por un mismo sentir del haiku... porque seguimos dando pasos y  seguramente, más de un traspié.
El camino del haiku, afortunadamente, no tiene una meta de llegada, la meta, es el caminar.

Hoy queremos presentarles un libro, SIN OTRA LUZ, que se ha abierto paso al mundo, gracias a la enorme paciencia de selección que V. Haya tuvo a bien hacer de entre unos mil haikus o más que juntamos entre los tres.
En el año 2009 y a través de un curso que dio en su blog El Alma del Haiku, la fortuna quiso unirnos en un viaje a Japón que realizamos en marzo de 2010 y que marcó un antes y un después en nuestro camino.
Desde entonces, nuestros pasos van dirigidos a trabajar y difundir el haiku tal y como nos lo ha enseñado a nosotros nuestro maestro Vicente Haya.
Para los profanos del mundo del haiku, tenemos que decir que V. Haya, es Doctor en Filosofía Pura por la universidad de Sevilla y uno de los más destacados estudiosos y traductores contemporáneos de la literatura japonesa. Es alumno directo de Reiji Nagakawa. Entre sus ensayos como niponólogo especializado en el género poético del haiku destacan “El corazón del haiku. La expresión de lo sagrado”, “El espacio interior del haiku”, o “El haiku –dô”. Además es traductor del original de más  de un millar de haikus, siendo en la actualidad el máximo especialista de nuestro país en poesía japonés.
Y ahora, con su permiso, cedo la palabra a mis compañeros para que relaten su experiencia personal en torno al haiku. Tras sus intervenciones, recitaremos unos  haikus del libro Sin otra luz y a continuación atenderemos gustosos y en la medida de nuestras posibilidades a sus preguntas, si es que hay alguna.
Gracias por su asistencia.






2 comentarios:

J.L. Vicent dijo...

Fantástico, compañer@s.

¿Y... al finalizar el acto hubo preguntas que fueran más allá de la mera etructura del 5-7-5…? ¿O más bien persistió ese característico empeño por el abordaje e intento de comprensión de lo desconocido mediante las categorías de lo conocido? ¡Ay…!, es que uno es tan escéptico. :-)

Abrazos

ADMINISTRADOR dijo...

Jajajaja... ya no me acuerdo. Fue muy bonito e imponente. Se portaron genial con nosotros y fueron muy respetuosos.