CHARLA PRESENTACIÓN DE “SIN OTRA
LUZ” EN LA FUNDACIÓN CENTRO DE POESÍA JOSE HIERRO
Buenas noches… Ante
todo, quisiera agradecer en mi nombre , Mercedes y en el de mis compañeros,
Manuel Díez Orzas y Félix Arce, la amable invitación de la fundación Centro de Poesía
José Hierro para que estos tres locos haijines, españoles, para mayor inri,
vengan ante Vds. a hablarles de algo tan inmensamente pequeño como es el haiku.
Hay que estar un
poco locos sí, para aventurarse por un camino aparentemente ajeno a nuestra cultura, y también, hay que
ser osados, al intentar reclamar un espacio honorable en occidente para el
haiku japonés, considerado por algunos como algo menor, casi superficial y sin
sustancia.
Puede que este
pensamiento erróneo perdure, entre otras cosas a que una de las características
del Haiku-dô, es la de la humildad.Los haijines que
hacen del haiku una forma de vida, de ser y estar en el mundo, no han puesto
mucho empeño en defender nada, porque han creído que lo que es auténtico,
“makoto”, permanecería a salvo preservando por sí mismo el sentido que lo
origina, y puede que sea cierto o puede que no….
A grandes rasgos,
porque por supuesto hay hermosas excepciones, la dinámica insana de un tipo de
sociedad de dudosos valores, está adquiriendo tal velocidad y lo hace además
con tal fuerza que lo mismo ha llegado el momento de salir del refugio y
comenzar a levantar pequeños diques que defiendan al haiku de la riada de la
frivolidad o de la superficialidad. Porque hoy, más que nunca, se corre el
riesgo de banalizar el haiku -como se banalizan tantas cosas- y que se
convierta en un producto de consumo rápido…
En una sociedad como
ésta en la que vivimos, que no profundiza en casi nada -tan alejada de los
valores en los que el haiku se inspira,- una sociedad rebosante de
contaminación, stress, competitividad, tv. basura, consumo desmesurado,
materialismo a ultranza, corrupción, insolidaridad… en un mundo así, el haiku,
lo tiene crudo porque no mira precisamente hacia ese lado, más bien al
contrario.
El haiku nace de la
contemplación de la Naturaleza y del ser humano en relación directa y armoniosa
con ella. Y en este sentido, este haiku que es el que a nosotros nos conmueve, resulta terriblemente
revolucionario. Es como el micro chip de un arma secreta DE REGENERACIÓN MASIVA
que guarda entre sus diecisiete sílabas o sonidos la información de lo que Es,
de la Vida….
Bromas aparte, cuando uno inicia este camino
con algo más que las meras ganas de experimentar con la aparente facilidad que
supone el escribir haiku, como es lógico pensar: “ nada, tres versitos que ni
tienen que rimar, ni nada, esto no tiene más misterio” , y efectivamente, los
hay que se han puesto a ello escribiendo algunas estrofas que en la forma se
asemejan al haiku, pero que ahí se han quedado, atrapados en la forma,-
curiosamente, quizás la característica
más prescindible del haiku-.
Pues como íbamos
diciendo: cuando alguien se acerca a mirar y ve más allá de la forma que se la
ha dado en occidente con el archiconocido “5-7-5”, se encuentra con sorpresas.
En el libro “El
espacio interior del haiku” editado por
Shinde -libro que recomendamos encarecidamente- su autor Vicente Haya escribe
lo siguiente:
Cuando
uno por primera vez en su vida se encuentra con haiku japonés, no da crédito a
lo que lee. El haiku que ahora citamos podría ser un típico ejemplo:
(Haku-un)
Shika
no ashi
yoromeki
hososhi
kusamomiji
Las
patas delgadas del ciervo
dan
un traspiés
La
hierba roja de otoño
…Un
ciervo que da un traspiés en la hierba….Y, ante eso, surge inevitable la
pregunta del lector occidental profano en la materia: “Realmente, ¿tiene esto
importancia como para escribir un poema?”.
Para
el alma japonesa está claro: si un traspiés de un ciervo de patas delgadas no
tuviera importancia, la realidad misma se desplomaría. No habría nada capaz de
resistir la eliminación de un instante que ya hubiera sucedido; la puesta del
sol, la presencia luminosa de la luna en el cielo estrellado, la llegada de la
primavera, la nieve cubriendo los campos…, todo se desharía como polvo al
viento si un traspiés de un ciervo fuera algo indiferente. El poeta japonés
sabe, aunque no lo formule, que cualquier cosa importa porque pertenece al
todo, a la realidad que no puede ser si no como es. La realidad va siendo
formada por lo que sucede, y lo que sucede es el resultado de los seres, con
sus características naturalezas. Atender a estas naturalezas es el único rito
que se nos pide en nuestro camino de “realización”, de transformación de
nosotros mismos en la realidad que nos asombra.
Para comenzar a
“intentar” escribir haiku,- como bien apunta Jose María Bermejo en su prólogo
de “Instantes”- has de acercarte a él con la misma actitud que Sen no
Rikyû exigía para la Ceremonia de Té :
Con wa, armonía, kei, respeto, sei,
pureza y
jaku, quietud.
Casi
nada… ¿verdad?
Inmediatamente,
caerás en la cuenta que escribir haiku no es tan fácil, porque el haiku- dô, te
exige como primer paso, desprenderte de toda adherencia cultural y de todo ego
y eso, amigos y amigas, es un gran reto.
Dile a tu mente, es
decir, dite a ti mismo, que tú no vales nada para el haiku o que vales tanto
menos que un piojo.
Que tus sentimientos
humanos como el amor, el desamor, el odio, las pasiones, no tienen cabida en
él.
Que has de
convertirte en un tubo hueco, en una caja de resonancia en la que se
interpretará una melodía que no has escrito porque simplemente eres testigo de
lo que acontece y tu única responsabilidad es estar afinado para que la melodía
suene lo mejor posible.
Al mismo tiempo,
disponte a adiestrar los sentidos, (no los sentimientos que de eso sabemos
mucho en occidente). Unos sentidos adormecidos por una cultura en la que prima
lo mental, (el hemisferio izquierdo hiperactivo) y mientras haces todo ésto,
pon en marcha el mecanismo que conecte tu mente y tu corazón.
Simbólicamente has de defenestrarte para armonizar tu ser y
volver a integrarte en el Todo, dejando de estar separado por una mente que te
sitúa, por el hecho de ser un humano, en una posición de privilegio sobre la
Naturaleza, distanciándote prepotentemente de todos los demás seres que la
habitan.
Una vez
destruidos y aniquilados todos nuestros
apoyos, todo lo que el intelecto fue creando a lo largo de nuestra
existencia…¿en que nos hemos convertido? probablemente, en algo parecido a un
niño… o al menos, eso sería lo ideal.
Mirar por el pequeño
agujerito que es el haiku con la inocencia con la que los niños se acercan a
las cosas, es como mirar a través del ojo de una cerradura. De pronto, tras
aquella puerta que tan sólo deja pasar algo de luz por la oquedad en la que
encaja una llave, tu mirada, tu sentir se focaliza en lo que parece perdido en
una inmensidad de estímulos. Un mundo rico en sensaciones, vivo, cambiante,
luminoso, sucede ante nosotros y seremos testigos del regalo de lo que
acontece, el milagro de la vida y la muerte, de lo bello y lo efímero y por qué
no, también de lo triste, lo feo, lo descompuesto, lo que se acaba.
Cualquier suceso
tiene derecho a habitar en el haiku. No todo son pétalos de cerezo…
En
el siglo XVII, Tohô, uno de los discípulos de Bashô subraya que ”el haiku fija en un instante dado las cosas
que se mueren, antes de que se extingan en el espíritu…”
El haiku, no es
literatura; no es una exhibición poética, aunque sea una estrofa que pretende
captar los asombros humanos haciéndose con esos instantes de un modo próximo a lo poético, ya que promueve en
el ánimo, tanto en el propio como en el ajeno, una conmoción profunda e
intensa.
Por ello, por no ser
literatura, no debe contener figuras literarias ni palabras rebuscadas o
elegantes…
Si las palabras que
se usan en el haiku son pretenciosas o
demasiado cultas, el propio autor toma disimuladamente el protagonismo del
haiku constituyéndose en el objeto del poema, hablándonos de las bellezas
literarias que es capaz de manejar con destreza y apagando con ello, el brillo
del mundo, que es el objeto real del haiku
El haijin debe
hablarnos de lo que ocurre ante él, pero no desde la imaginación ni la
abstracción.
El haiku no es una
elaboración arquitectónica de la mente humana… El haiku como dice V. Haya, “sólo
pretende plasmar la esencia tal y como es para transmitir así un misterio sin
tener que explicarlo”.
Por lo tanto, para
nosotros tres, el haiku es parte de un adiestramiento espiritual que nos invita
a desaparecer voluntariamente, dentro de un maravilloso mundo preñado de
asombros, y de esa manera “intentar”
armonizarnos con él.
Y ha sido en este
camino del haiku donde hemos coincidido y por lo menos hasta ahora, si nadie lo
remedia, seguimos caminando juntos, unidos por un mismo sentir del haiku...
porque seguimos dando pasos y seguramente, más de un traspié.
El camino del haiku,
afortunadamente, no tiene una meta de llegada, la meta, es el caminar.
Hoy queremos
presentarles un libro, SIN OTRA LUZ, que se ha abierto paso al mundo, gracias a
la enorme paciencia de selección que V. Haya tuvo a bien hacer de entre unos
mil haikus o más que juntamos entre los tres.
En el año 2009 y a
través de un curso que dio en su blog El Alma del Haiku, la fortuna quiso
unirnos en un viaje a Japón que realizamos en marzo de 2010 y que marcó un
antes y un después en nuestro camino.
Desde entonces,
nuestros pasos van dirigidos a trabajar y difundir el haiku tal y como nos lo
ha enseñado a nosotros nuestro maestro Vicente Haya.
Para los profanos del
mundo del haiku, tenemos que decir que V. Haya, es Doctor en Filosofía Pura por
la universidad de Sevilla y uno de los más destacados estudiosos y traductores
contemporáneos de la literatura japonesa. Es alumno directo de Reiji Nagakawa.
Entre sus ensayos como niponólogo especializado en el género poético del haiku
destacan “El corazón del haiku. La expresión de lo sagrado”, “El espacio
interior del haiku”, o “El haiku –dô”. Además es traductor del original de
más de un millar de haikus, siendo en la
actualidad el máximo especialista de nuestro país en poesía japonés.
Y ahora, con su
permiso, cedo la palabra a mis compañeros para que relaten su experiencia
personal en torno al haiku. Tras sus intervenciones, recitaremos unos haikus del libro Sin otra luz y a
continuación atenderemos gustosos y en la medida de nuestras posibilidades a
sus preguntas, si es que hay alguna.
Gracias por su
asistencia.
2 comentarios:
Fantástico, compañer@s.
¿Y... al finalizar el acto hubo preguntas que fueran más allá de la mera etructura del 5-7-5…? ¿O más bien persistió ese característico empeño por el abordaje e intento de comprensión de lo desconocido mediante las categorías de lo conocido? ¡Ay…!, es que uno es tan escéptico. :-)
Abrazos
Jajajaja... ya no me acuerdo. Fue muy bonito e imponente. Se portaron genial con nosotros y fueron muy respetuosos.
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