1946-
HAIKUS MANUEL HONTORIA
Una hoja roja,
entre miles de hojas
¡Que bella está!
La niña ciega
reflejando en sus ojos,
nubes y mar.
Viejo eucalipto,
el corazón grabado
ya nadie alcanza.
Relampaguea.
A cientos, las gaviotas
vuelan a tierra.
Mar de la tarde.
Vibrando la ventana
con ese trueno.
Lluvia otoñal,
sube y baja la hoja
con cada gota.
Granada abierta,
al dulzor de sus granos
acude el niño.
Primeras gotas,
las hojas de la hiedra
puntean de verde.
Monte en otoño,
semillas de peonías
rojas y azules.
Vaivén del trigo,
cae el último pétalo
de la amapola.
Atardeciendo,
en aquel matorral
aún el grillo.
Con bajamar,
en los charcos que piso
un cielo rojo.
Tarareando
una canción antigua,
piso algas secas.
Sombra pequeña.
A saltos, el gorrión
de teja en teja.
La puerta vieja,
pasando sus rendijas
rayos de luna.
Cutre recuerdo,
cesto de caracolas
con barniz mate.
De mil colores,
en el balcón de enfrente
ropa tendida.
Balaustrada blanca,
resguardado en su sombra
el gorrioncillo.
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