Clika en el siguiente enlace para ver el artículo entero y la Gaceta HELA con otros muchos artículos sobre este interesante tema.
¿Y qué ocurre con los humanos y sus pasiones en el haiku?
Un mundo rico en
sensaciones, vivo, cambiante, luminoso, sucede ante nosotros y somos testigos
de lo que acontece. El milagro de la vida y la muerte. De lo bello y lo efímero
y por qué no, también de lo triste, lo feo, lo descompuesto, lo que se acaba.
Cualquier suceso de la Naturaleza tiene derecho a habitar en el haiku. No todo
son pétalos de cerezo.
Alguien me comentó
una vez que el humano también pertenece a la Naturaleza y por lo tanto todo lo
que a él atañe tendría cabida en el haiku por derecho propio.
No soy quién para
decir si está acertado o no. Para ese debate están los maestros del haiku que
entienden de verdad de qué va esto y poseen datos históricos que avalan sus
tesis.
Mi modesta opinión
habla a través de la intuición y por ella me guío en este sendero. Los humanos,
sí, pero en igualdad de condiciones que una hormiga o un guijarro. Lo ·”otro”
no me interesa cultivarlo, no me conmueve, no quiero perpetuarlo en la memoria
de nada, ni siquiera nombrándolo en un poema. Además, como ya se sabe, para estos
asuntos existen otros tipos de poemas con un formato parecido al haiku y que
tienen su propia idiosincrasia: senryu, zappai, terceto, etc. Y de los que, por cierto, disfruto mucho,
pero en su contexto.
El haiku de lo
sagrado da esperanza para que todo
aquello que debido a la mala acción humana se encuentra en peligro de
extinción, perdure en la memoria.
Mercedes Pérez
No hay comentarios:
Publicar un comentario