(1959- )
La vieja acequia
llenándose de niños,
olor de higuera.
Todos los santos;
gotea el crisantemo
sobre la tumba.
A golpe de bastón
se aleja un ciego
de la media luna.
Con suavidad
cae una hoja de olmo
junto a mis pasos.
Aún humea
la tacita de té,
ya vacía.
Solo en la noche,
ni siquiera la luna
para mirar.
Hogar de ancianos:
sólo el leve vaivén
de una mecedora.
Todo un cielo
de nubes blancas
en el charquito.
Fin del camino...
¡qué rojas las amapolas
del cementerio!
Amaneciendo;
van del silencio al trino
las jacarandas.
2 comentarios:
Fotografiando, da igual con letras que con lentes, la belleza del mundo. Un placer seguir leyendo y disfrutando de tus creaciones.
Magníficos haiku, amigo Grego, en su mayoría, al leerlos, ofrecen una visión de la naturaleza maravillosa y los instantes compartidos se agradecen.
Publicar un comentario